jueves, 24 de septiembre de 2015

69)LAS BRIGADAS DE LIMPIEZA ESPECIAL.

 Dicen los que saben en esto de la escritura que las historias están al pie de la calle, esperando a que alguien se decida a contarlas o relatarlas. Pues bien, dando un paseo por las calles del Polígono industrial de Paterna me encontré una historia, de esas, que merecen ser escritas por narrar el trabajo diario de personas abnegadas a limpiar lo que otras abandonan, arrojan, depositan o ensucian, en algunos casos,de forma premeditada.
Camión aspirador, y furgoneta de apoyo
 Las historias siempre han de tener unos protagonistas, y en esta tienen nombre, Gema y Vicente, o Vicente y Gema; porque sin ser los Reyes Católicos, ni compartir proyectos de futuro en común, bajo el mismo techo; tienen el mismo objetivo, bajo la luz de la Luna, las estrellas y las farolas, como  es el de conseguir dejar las calles y avenidas del Polígono como los chorros del oro, pues su trabajo como "brigadistas especiales" de la limpieza así lo requiere.
La sincronización entre Gema con su escoba
y Vicente al volante de su camión es perfecta
 Cada tarde, a eso de las 19.00 horas montan en sus cabalgaduras modernas, un camión-aspirador y una mini-furgoneta para en busca de la porquería.
En el caso de esta pareja de profesionales, el dicho castellano: "monta tanto Isabel como Fernando" no sería adecuado. Porque si por montar fuera, a los caballos que guardan los motores de sus vehículos, Gema le da mil vueltas a Vicente; por aquello que ésta sube y baja una y otra vez de su vehículo; para una vez apeada, y coger su escoba, va barriendo los papeles, cartones, hojas, envases que el viento o la dejadez de las personas hayan  depositado sobre las aceras, rincones de cancelas o puertas de entrada a las distintas empresas que engloban el Polígono Industrial de esta ciudad valenciana, que bien ejerce las funciones de dormitorio de la Capital del Turia.
Interior furgoneta que conduce Gema,
con sus utensilios de limpieza, y cubo
donde deposita lo que el camión no aspira
 Ella con una coreografía digna de admirar de movimiento de brazos y piernas, que dan brío a las cerdas, así como su espalda se dobla una y mil veces, para recoger aquellos cartones o papeles, que por su volumen, el cepillo no arrastra;  los distintos desperdicios son recogidos por sus manos protegidas por unos guantes para ser depositados a continuación sobre la calzada principal, en hilera o en montones, junto al bordillo.
Gema avanza con su cepillo,
mientras Vicente pasa el camión
para aspirar lo que prepara su compañera
 Una vez que esta guapa y simpática valenciana,  ha preparado con sus aperos de limpieza el  "menú de inmundicia callejera" que engullirá el aspirador industrial carrozado sobre el camión Nissan,  avanza barriendo para alejarse del radio de acción del vehículo.
 Entonces es cuando Vicente, un hombre maduro, de trato agradable, y conversación cercana, engrana el mecanismo que pone en funcionamiento el cepillo barredor que aproxima la basura callejera a la boca de succión del aspirador industrial, el cual, sin meter mucha bulla, absorbe los restos de basura hacia el depósito interno.  En cada turno de trabajo el aspirador puede succionar 200 kg de basura diversa.
La basura amontonada por Gema
espera el paso del camión conducido por Vicente
con una maniobravilidad digna de mencionar
 A medida que avanzaba en mi paseo, pude observar como estos dos gladiadores de la limpieza a lo bestia, con perdón; tenían una compenetración laboral, que ya les gustaría a otras personas en sus lugares de brega profesional.

 Donde el aspirador no puede acceder, por la evidencia de sus dimensiones, sobre todo a  los rincones que conforman las aceras en los pasos de peatones, presta va su compañera  con su cepillo para preparar la "cena"  al camión con el fin de no perder tiempo hasta la 01,00 am que termina su jornada laboral de paseo, que da una imagen inmaculada a las entradas  y aledaños  de naves y fábricas.
Existen lugares o rincones que el
camión no puede aspirar, por lo
la intervención de Gema es fundamental.
 Ha sido un honor y un placer poder observar el trabajo de Vicente y Gema, que no sólo me ha servido para entretener mi tiempo de espera durante la carga de mi camión, sino también para saber valorar el trabajo de estos  profesionales de la limpieza, a quienes muy pocas personas pueden contemplar trabajando por estar en sus hogares descansando de sus oficios diurnos; como tampoco al amanecer se darán cuenta, al entrar en sus trabajos, que en donde la víspera había suciedad, al día siguiente, se disfruta de una vista agradable al no tropezar con un cartón, botella o restos, entre los cuales, también hay objetos punzantes, que Gema y Vicente se encargan de retirar de la vía pública.
La atención al compañero evita accidentes
 indeseados. Vicente  y Gema
no se pierden de vista
 La pericia de Vicente conduciendo su camión-aspirador  es indespensable resaltarla, porque controlar la aproximación del cepillo al bordillo tiene su mérito, así como realizar distintas maniobras para evitar los vehículos estacionados a lo largo de las calles o avenidas para intentar ayudar en la medida de lo posible a que Gema, no tenga que mostrar sus dotes coreografiados con su cepillo, recogedor y recoge hojas metálicos.
 Que orgullo poder escribir estas líneas sobre personas sencillas, a quien muy pocos medios se encargan de entrevistar o realizar trabajo de campo, en la calle, la misma que dejan impoluta para dar esa sensación de limpieza y bienestar, que a todos nos agrada, pero que muchas veces no sabemos valorar; quizás porque no somos, quienes ataviados de un cepillo o conduciendo un camión, pasamos las noches y madrugadas limpiando lo que los demás arrojan en su caminar diario...
 A Gema y Vicente, así como a las distintas personas que dan limpieza a nuestra vida, fuera de nuestros hogares, mil gracias por su trabajo.
El trabajo de Vicente es cómodo,
pero se debe dejar de admirar
que los reflejos son importantes.

Nota: relato dedicado a la hija de Gema, por quien esta mujer adorable, pidió que le cambiaran su turno de trabajo, para que el día de mañana, cuando acaben de su peregrinar médico, pueda observar en fotos y leer en texto, cómo su madre, escudera de lujo de Vicente, trabajaba mientras la pequeña era cuidada por su padre.
La hija de Gema, cuando crezca
sesentirá muy orgullosa de su madre.
 Gracias a Gema y a Vicente, por vuestra amabilidad y atención, sin dejar vuestras obligaciones para con este camionero, que no deja de ser un aficionado a la escritura. Por lo que si algún día la virtualidad os muestra este vuestro relato de homenaje,  os ruego sepáis disculpar las faltas de ortografía, gramática y sintaxis. Un abrazo

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