Acabo de conocer a Rafael. Un joven cordobés de 26 años. Un hombre en madurez, que quiere comerse el mundo siendo autónomo del transporte. Motivos no le faltan para creérselo. Pero le falla su discurso.
Me explico.
Mientras estábamos esperando los papeles de nuestra descarga junto a la ventanilla del almacén de una gran superficie de alimentación, dos jóvenes se acercaron a entregar sus respectivos currículum.
Les desee suerte, así como que se pensaran lo de hacerse mis compañeros, pues trabajo no les va a faltar, a no ser que el "Robotruck driver" esté en fase avanzada para ser presentado como el mejor chófer de la historia del transporte.
Cuando Rafael, me escuchó aconsejarles que se hiciesen camioneros, les comentó que no me hicieran caso. Pues "no se ve color". Decía con su chispa andaluza.
Cierto es que no se ve color, si eres un "manirota o un vivilavirgen", pero siendo conmendido en los viajes, los camioneros, no debemos quejarnos tanto con respecto a otros trabajadores de nuestra era.
Todos queremos o nos gustaría ganar más dinero, así como siendo camioneros, no todos los que se sientan frente a un volante, se mentalizan de que en el momento de arrancar, la vida ya no será igual. Ni para el conductor profesional, como tampoco para su círculo más cercano. Cuyos miembros, sean pareja o amigos, no entienden, por ser jóvenes aún, que no todo es jauja en la vida, y sí mucho sacrificio.
Decía Rafael, que no ve tanta guita, pero no caía en la cuenta, en esos currículum entregados al guarda de seguridad, que no a un encargado de selección de personal, habría demanda de unos pocos euros, por pocos que fuesen por ciertas horas de trabajo.
Permita el lector, que me atreva a pensar, que esos jóvenes demandantes de empleo, no les importaría currar ciertas horas, aunque no les pagasen en demasía.
¡Eso sí, según convenio..! Que uno por ser obrero, no ha de convertirse en mendigo, por mucho que seamos todos esclavos de un sueldo para ir tirando.
Un sueldo que a Rafael, no todos los meses le caerá de igual cuantía. Porque es autónomo. Particularidad muy encomiable para con un joven que es un echado palante, desde el sentido que desde que cumplió los veintiún años tuvo claro que deseaba seguir los pasos de un padre, con quien hoy trabaja codo con codo para sacar sus camiones para delante.
Que la vida se nos ha puesto cuesta arriba, es un hecho. Pero lo que yo observo en mis viajes, que la mentalidad del español medio se ha quedado estancada en aquellos años del cambio de milenio. En el que tanto se cobraba o se concedía en préstamos usureros, que el parque móvil español se mudó de autos estándar a turismos de gran lujo. Provocando situaciones tan curiosas, que ante la entrada de trabajadores a la fábrica, se tardaba en vislumbrar cual era el del Jefe.
Quien sabe, si será eso, por lo que el joven cordobés y autónomo, manifestaba que no había color...
Permitan que les añada, mis padres y abuelos, siempre me dijeron, que "la vida no es de color rosa".
¡No se me ha olvidado, nunca...!
¿Y a usted...?
Cinco Ejes Writter, servidor de ustedes...