156) ¿DE QUÉ VIVIREMOS EN EL MAÑANA?
Como camionero es lo que me pregunto cada día de mi vida, y sobre todo, durante mis jornadas laborales de conducción. Es imposible no hacerse esta pregunta, y estoy seguro que no seré la única persona que intenta buscar la respuesta que ayude a mitigar la incertidumbre que avasalla a la existencia del ser humano.
Para decir verdad, quien escribe, no soporta tanto avance tecnológico, salvo aquel que está destinado al diagnóstico y posterior recuperación de las enfermedades que asolan a la integridad humana. No soy partidario de tanta evolución tecnológica porque a medida que la tecnología extiende su tela de araña, son muchas las personas que quedan en desigualdad de condiciones para afrontar la lucha por la vida, convirtiendo su existencia en un verdadero valle de lágrimas.
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OBREROS ALMORZANDO A PIE DE TAJO. ESCENA EN
EXTINCIÓN POR EL DOMINIO TECNOLÓGICO. |
Como camionero, sufro cuando "gracias" al sistema de telepeaje pegado sobre el parabrisas de mi cabina, paso por los distintos peajes, sin ni siquiera dar y recibir un "buenos días"; cuando no un buenas noches de la persona que hace unos cuantos años, tuvo que aceptar su finiquito, para volver a casa e intentar dar un nuevo sentido a su vida.
Han sido muchas las personas que me ayudaron en su día a encontrar los lugares de cargas y descargas en distintos peajes de Portugal, España, Francia e Italia. ¡Y no hace tanto tiempo de ello! Pues en el comienzo del nuevo siglo, todavía abundaban los trabajos atendidos por personas, y no tanto por las máquinas que tanta movilidad facilitan en nuestras autopistas e incluso para salir a la carrera de un supermercado después de pasar por el lector su tarjeta de crédito e incluso su smartphone, sin pronunciar una sola palabra de bienvenida o despedida al soporte del software que le cobra.
En aquellos años en los que los miedos del novato me atenazaban ante el volante, aquellas personas que me ayudaron desde su puesto del peaje o gasolinera, facilitándome las indicaciones del camino a seguir, hoy en día ya no las encuentro, cuando por caprichos de las órdenes de carga o descarga arribo a lugares en los que antes no había estado. ¡Menos mal que aún quedan peatones que me atienden e informan para ponerme en el camino adecuado, sin que reanuden su paseo desconfiando del recién llegado..! Porque habremos evolucionado en el uso virtual, pero ahora hay quien desconfía hasta de su propia sombra en alguno de los casos.
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CUALQUIER LUGAREÑO PUEDE SER EL
MEJOR GUÍA PARA LLEGAR AL DESTINO. |
De momento, no es de mi agrado, el uso de sistemas de navegación vía GPS, por muy mucho que nos aporten premura en los desplazamientos. Prefiero parar y preguntar a viandantes o conductores en áreas de servicio o calles de pedanías, pueblos o ciudades. Sin olvidar que con el número de teléfono que me facilitan en la orden de carga o descarga, de momento me defiendo; gracias a el recepcionista de turno que me facilita las referencias para llegar a las puertas de su lugar de trabajo para efectuar la operación logística que hayan contratado.
Debo reseñar en este relato, que me encontrado con algunos oficinistas, que me han reprochado a través del auricular que no tenga en mi cabina el GPS que facilite mi llegada para no inoportunales en sus tareas con mi "llamada de auxilio" para llegar hasta ellos. Quizás algunos de estos oficinistas, no hayan valorado la posibilidad, que la defensa de la que hoy hacen gala de ciertas tecnologías, puede convertirse el día de mañana en una arma de doble filo al pasarles factura en forma de despido procedente por adquisición de una máquina, que no sólo recibe al transportista recién llegado, sino que también le "escupe" los albaranes de la carga a través de una "boca" que no se queja, pero sí se avería de cuando en vez. ¡Qué pena que no sea de vez en cuando ..!
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MAQUINA DE PESAJE Y EXPEDIDORA DE
ALBARANES EN EL PUERTO DE TARRAGONA. |
Y si no me cree, pregunte algún trabajador que antes cubría sus jornadas lectivas en la oficina aledaña a la báscula de pesaje de un almacén o fábrica; y ahora, desde el perímetro de aquel lugar que durante años amparó el porvenir de su hogar, observa como los camioneros tecleamos en una pantalla táctil nuestros datos personales y las matriculas de nuestro vehículo, para a continuación abandonar las instalaciones, no sin antes observar en la pantalla un "Buen viaje". Deseo falto del aprecio de aquel empleado con quien congeniamos mientras trascurrieron sus años de servicio.
Para la desgracia de mi conciencia, he conocido a personas que a las puertas de su jubilación, se han visto obligados a considerarse "números del desempleo" al verse desplazados o sustituidos por distintas tecnologías, que bien es cierto, que dan empleo a otras personas cualificadas en las factorías donde son diseñadas y fabricadas, pero en menor número que los empleados que son despedidos en el lugar donde son instaladas.
Hace unos meses en una fábrica de quesos descargué un robot que iba a aportar nivel de competitividad a la marca, pero dejaría tras de sí a más de un centenar de personas copando la lista de desempleo de la zona poblacional a la fábrica.
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LA AVENTURA CICLISTA TAMPOCO ESCAPA
DE LA |
Sirva como ejemplo, aquellos almacenes logísticos que han prescindido de empleados de toda una vida por haber dado vida a una "almacén o silo" automatizado que "engulle y escupe" distintas mercancías en órdenes recibidas a través de un teclado y un lector de códigos por láser. Hace unos meses cargué en una fábrica de papel higiénico en el que los carretilleros que me habían cargado durante años habían sido despedidos(según me narraron los que habían esquivado la "criba"). En su lugar, quedaron dos empleados, uno de ellos controlaba le buen uso de las transpaletas eléctricas por parte de los camioneros a la hora de cargar su remolque. Mientras que el otro, era el técnico de mantenimiento del sistema que abastecía la cinta transportadora que dejaba a pie de camión la mercancía pedida por el cliente.
No quiero olvidar reseñar en este relato aquellos tiempos en los que un operario de obras públicas, cual autoridad del tráfico, detenía la circulación de los vehículos en las distintas obras de mantenimiento o conservación de nuestras carreteras. Bonito es el recuerdo que albergamos algunos camioneros de ciertas carabas improvisadas a pie de asfalto con el operario a través de la ventanilla hasta que nos daba paso por ser "cabeza de pelotón".
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DONDE ANTES HABÍA UN HUMANO,
AHORA UN MANIQUÍ REALIZA SU TRABAJO. |
Hoy en día, son los maniquíes(quizás "exiliados" de algún gran almacén) quienes uniformados con casco, chaleco reflectante y provisto de una bandera roja, nos avisa de la presencia de un semáforo portátil en una obra en la carretera, que maldita la hora que ayudó a engrosar las listas de desempleados, al mantener en un exilio laboral, al operario abanderado y al que mostraba con la señal o "piruleta" el "Stop" o la flecha que nos permitía continuar la marcha.
Noticia de actualidad, es la decisión adoptada por los principales grupos bancarios de nuestra España de cerrar distintas oficinas bancarias. Multitud de empleados de banca han visto como su medio de vida está a punto de ser extinguido. Oficinas y personas físicas que a pasos agigantados van siendo reemplazados por la banca on-line. Condenando a propios y a extraños a defender sus intereses económicos a través de un teclado, sea de computador, como de tablet o smartphone, sin poner un pie en la calle, haciéndonos más comodones si cabe, y quizás a la larga más agrios en nuestro carácter cada vez más acostumbrado a ser más introvertido con respecto al semejante.
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LA TECNOLOGÍA AYUDA, PERO TAMBIÉN
CONDENA AL OBRERO A LA CONTEMPLACIÓN. |
Me siento orgulloso en pleno siglo XXl, de poder pasear por las calles de Salamanca, y cruzar un saludo a una persona, de quien sin conocer su apellido, lo saludo por su nombre. Profesionales que he conocido y tratado por haberme servido carburante en una estación de servicio; pan y prensa en el kiosco del barrio; el cajero o comercial que me atiende en el banco que alberga los ahorros diezmados por la crisis o pago hipotecario; sin olvidar a la cajera, quien una vez efectuado el cobro, me ayuda a colocar los productos en la bolsa para facilitar mi partida hacia el hogar, que de momento, cuenta con el sustento de un sueldo de profesional de la conducción.
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OPERARIOS DE BANCA Y DE LA RECOGIDA DE BASURA
SON REEMPLAZADOS POR EL AVANCE TECNOLÓGICO. |
¡Pero no será por mucho tiempo! Ya que esta semana ha sido noticia que un autobús urbano pulula por un polígono de Donosti, "vigilado que no conducido" por un colega. ¡Y yo que creía que los "chóferes" éramos imprescindibles..! Está claro que todas los obreros somos prescindibles al paso que arrea la burra de la tecnología.
¿De qué viviremos/ vivirán el día de mañana..? Yo no lo sé...¿ Y usted...?
NOTA: Me gustaría dedicar estas líneas, en especial, aquellos empleados que un día conocí por pasar, llegar o partir en mi camión a/desde su lugar de trabajo, y que de un tiempo a esta parte, por efectos del "avance tecnológico" no he vuelto a intercambiar un saludo, que me alegraba el día...Porque todos ellos, con sus comentarios, bromas y trato cercano ayudaron a mitigar la soledad de un camionero al apearse de su cabina. Hecho que nunca una máquina de último modelo podrá conseguir mientras usted y yo, deambulamos por esos caminos de Dios...