186) ALDEALPOZO:
~ SENDEROS DE ESPERANZA~
Era mucha la ilusión que sentía por poder tomar unas instantáneas para la virtualidad en el corazón de este bello pueblo.
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VISTA PANORÁMICA DE ALDEALPOZO(SORIA). |
Se preguntará el lector, cómo puedo aplicar el adjetivo "bello" ante tanta ruina contemplada en el casco urbano de Aldealpozo; pequeño núcleo urbano a escasos quince minutos de Soria, y vertebrado por la N-122. Dejando a un lado el Ayuntamiento, juego pelota(frontón), naves agrícolas, y algunos hogares remodelados. Así como su Iglesia, cuyo campanario aprovechó una antiguo torreón de defensa del siglo Xl. Aledaño a la iglesia se localiza el camposanto. Cuyas lápidas en sentido norte, dan la "espalda" a la Sierra donde; en cuya cima, varios aerogeneradores, constituyen una nota moderna discordante para quienes nos sentimos nostálgicos de aquellos tiempos en los que nuestros pueblos bullían vida por cualquiera de sus calles.
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IGLESIA Y TORREÓN DE DEFENSA MEDIEVAL. |
La treintena de sepulturas que conforman el cementerio, ya indican al recién llegado, que Aldealpozo languidece desde hace muchos años. Ramos de flores de plástico, presente perenne para aquellos que pulularon por estos lares, permanecen sobre el granito. Cual testigo del paso del tiempo, indican a quien los contempla, que los depositarios sucesores, les queda poco margen en sus quehaceres urbanos para retornar al pueblo, donde quizá, aprendieron a andar, jugar y a escribir. La falta de flores frescas, y algunas de plástico volcadas por el viento, invitan a pensar que hace bastante tiempo que la goma elástica que franquea la puerta de doble hoja metálica de entrada, no ha sido desatada. Contraste con el resto de camposantos españoles; donde candados y cerraduras impiden el acceso al foráneo.
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EL CEMENTERIO Y SU ENTORNO REFLEJA LA VIDA
DE QUIÉNES POR AQUÍ MORARON. |
Desde el alto de la tapia del camposanto pude contemplar una vista panorámica que me hizo pensar que las gentes allí finadas, como sus familiares, tuvieron que vivir de la agricultura y la ganadería. Así como desde el promontorio pétreo pude vislumbrar en las lápidas, que hace ya muchos años, que ningún fallecido dejó indicado su última voluntad, el ser enterrado en la tierra que le dio la vida. Desde la lejanía, la estación de tren, cuyo edifico preside un altozano, imanta a mi mirada. Promulgando el deseo de que guiara mis pasos hacia el otro lado de la carretera para intentar llegar hasta el lugar, donde las locomotoras de vapor cargaban el agua necesaria para desarrollar el menester ferroviario para el que fueron diseñadas, y destinadas a una línea de ferrocarril entre Soria y Castejón.
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NAVE DE CARGA Y DESCARGA QUE TANTO TRABAJO
APORTÓ A LOS LUGAREÑOS DE ALDEALPOZO. |
Y que ya no es frecuentada por convoy alguno desde principios de los años 90. El depósito, ya desaparecido, que albergaba el líquido elemento primordial al buen funcionamiento de aquellas bestias mecánicas de la época, fue construido por presos republicanos en la Guerra Civil Española. Hoy su estación es lugar de peregrinación de incivicos. Quienes los mismo tatúan un muro, como lo revientan para abrir su particular madriguera de fechorías varias. Condenado a ensuciar con sus acciones vandálicas los recuerdos de los nostálgicos de otra época. Una época de trabajo duro para los obreros e ingenieros que propiciaron que las vías y traviesas fueran colocadas sobre un terreno muy rico en piedra. Así lo manifiesten los imponentes muros y el desnivel que tuvieron que afrontar con medios mecánicos que nada tienen que ver con los actuales.
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LA MAJESTUOSIDAD DEL EDIFICIO PRESUPONE
LA IMPORTANCIA DE ALDEALPOZO. |
Una línea ferroviaria muy deseada por los sorianos, y sobre todo por los habitantes de Aldealpozo. Porque gracias a su estación y la nave de carga y descarga aledaña, tuvieron un motivo por el cual permanecer en este enclave soriano para proseguir con su vida. Ya que por el desinterés de la RENFE de continuar con la explotación de esta línea por sus elevados costes en comparación a otros corredores ferroviarios, los lugareños tuvieron que emigrar en busca de su sustento. Dejando tras de sí, sus hogares. Cuyas fachadas, algunas, todavía sostienen algún escudo heráldico. Seña de ser habitadas por alguna familia acaudalada. Por lo que la emigración, afectó tanto a los nobles, como a los plebeyos.
Soria y otras capitales españolas, con su desarrollo industrial, constituyeron el . mejor acicate para que los mozos y las mozas de estos parajes marcharan en desbandada a la urbe para poder seguir alimentando sus ilusiones de vida.
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LAS DIMENSIONES DE LAS CASAS Y CORRALES
INVITAN A IMAGINAR UNA ÉPOCA HISTÓRICA. |
Aquellas casas y calles levantadas con piedra, a base de mucho tesón y esfuerzo, hoy languidecen al paso del tiempo. Algunos edificios intentan no doblegarse al dirimir de la climatología; pero les resulta imposible sostener ya las vigas de madera, carcomidas por la termita, y debilitadas por permanecer al intemperie, muestran ya su reverencia, entre cascotes petreos y ruinas, al paseante que deambule por sus calles. Estas vigas de madera, algunas partidas, otras en equilibrio efímero, conformaron robustas cubiertas ante las imponentes nevadas que por aquí cubrieron, y todavía lucen, el entorno durante el frío invierno que se manifiesta por esta latitudes; amilanando a sus habitantes a refugiarse alrededor de las distintas lumbres.
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LA PARABÓLICA NO CONTEMPLÓ LA ENTRADA Y
SALIDA DE FORRAJES Y GANADO POR ESTA TRASERA. |
Cuyos restos de combustión, buscaba, a través de sus chimeneas tan características, el firmamento soriano. Por cierto, uno de los más aconsejables, en noches de raso, bajo el cual, detener su viaje, y poder contemplar las bellas estrellas y los distintos fenómenos astronómicos anunciados por los medios de comunicación.
Los cuales, poco se acuerdan de estos municipios. Salvo cuando se desencadena un suceso. A dónde vuelan. ¡Y si no me cree, teclee en su buscador Aldealpozo! Podrá comprobar que una buena cantidad de fotos de siniestros de tráfico ocurridos en su termino municipal copan la red. Quizás tenga algo que ver en esos siniestros, la abundancia de piezas de caza mayor. Cuyos números, ya sean ciervos o jabalíes, hacen de las suyas por el entorno de Aldealpozo. Y tras su rastro, en época de veda, marcha Fortunato.
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FORTUNATO(73) JUNTO A DANI( (34). ORGULLOSOS
DE CONVIVIR EN ALDEALPOZO. |
Un "joven" de 73 años que se enamoró y moceó con una mujer natural de este pueblo pétreo. Quien se manifestó, en un principio, esquivo a posar ante la cámara para dekar constancia virtual, de que en estos pueblos de apariencia de abandono, todavía vive quien se resigna a dejar que el trote de una vida derrumbe los recuerdos de una existencia; ya sean amparados por los muros de un hogar, o los vividos en las calles y aledaños del pueblo.
Veinte son los habitantes censados en el pueblo. De los cuales sólo viven de continuo, unos "Cinco o seis, más menos, entre lo que nos contamos éste, mi mujer y yo". Palabras de "Fortu". Quien se manifestaba orgulloso por la reciente llegada de Dani. Un joven fibroso de 32 años, y con quien me topé en mi deambular contemplativo de las ruinas de este pueblo soriano. Escribo fibroso, porque ataviado con su mono de trabajo, remangado y anudado hasta la cintura, portaba en su mano un cubo con restos de construcción antiguos. Lo que me hizo sospechar que andaba en la brega de la reforma de alguna morada próxima.
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NO TODO ES RUINA EN ALDEALPOZO. UN LUGAR
IDEAL PARA LEVANTAR UN RETIRO SOÑADO. |
Así me lo confirmó, invitándome a la trasera de la que es la ilusión de su vida. Su casa en Aldealpozo. Una oportunidad, la de esta compra, y que supo a bien aprovechar. Mecánico de profesión, sueña con echar los ratos libres que le deje su trabajo en un concesionario soriano, para preparar sus coches. Entre ellos, un Seat 600; matriculado en Donosti, y que constituye un testigo mudo de los trabajos de reforma de la cochera; así como de las distintas conversas entre Fortunato y Dani. Quien se ha convertido para este taxista jubilado en el mejor compañero para echar muy buenos ratos. Ya sea tomando buna cerveza o degustando la carne de alguna res abatida en los montes que bien pateó de joven, y por los que ahora patrulla a lomos de un quad cuando no hay veda. Cuyas ruedas van conformando unos senderos, que sin abandonar la nostalgia, incitan a los amantes del mundo rural a seguir teniendo esperanza de que los pueblos vuelvan a resurgir de sus cenizas. Debido a que la automatización de las distintas faenas urbanas, por las que muchos paisanos emigraron, pocos puestos de trabajo ya van dejando para sus sucesores. Quienes si tienen la suerte de heredar o comprar alguna casa o parcela, podrán tener un lugar privilegiado para, por lo menos, sembrar y recolectar los distintos alimentos que se dan en un huerto.
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¡ CUÁNTOS DIENTES LARGOS PARA TAN BUENAS
VIANDAS HORTOFRUTÍCOLAS..! |
Por cierto, alguno me encontré en el breve paseo que permiten los 45 minutos que marca la ley al camionero. Un paseo realizado a través de los senderos que el paso de los pocos vecinos de Aldealpozo habilitan por el aplastamiento de las distintas malas hierbas crecidas por haber sido un año de buena cosecha. Contento ha de estar el agricultor que aposenta sus utensilios agrarios en un terreno aledaño a la ermita de este pueblo. Cuyo nombre se debe a un pozo de 16 metros de profundidad; y que hizo olvidar el nombre de Canales. Pues así se denominaba.
Canales no ví muchos, pero fuentes, dos. Y que usted puede divisar desde su automóvil cuando pase por este pueblo camino Soria o Zaragoza. Cuyas fechas de construcción, y los materiales con las que fueron eregidas, una de piedra y la otra de hierro fundido, ya le indican, que pese a sus ruinas, Aldealpozo cuenta con una buena historia.
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2 FUENTES 2, ATESTIGUAN EL DIRIMIR DE LA VIDA
DE LOS MORADORES DE ALDEALPOZO. |
Y que espera su parada, para que por lo menos, las piedras que conforman sus hogares y calles, le sigan incitando a seguir rememorado aquellas generaciones que contribuyeron a asentar nuestra vida en los valores del trabajo y del esfuerzo. Pilares cada vez más en desuso en la sociedad moderna. Y que tanta esperanza aportan a quien bien contribuya a divulgarlos y sobre todo erigirlos... Y que estoy seguro que Dani, se sentirá dichoso por conocer, de labios de su vecino y amigo Fortu. Quien se lamentaba y se manifestaba esquivo ante este camionero por haber sufrido en sus carnes la sorna de viajeros recién llegados. Quienes le preguntaban, entre te sonrisas maliciosas, con prepotencia urbanita, por sus usos y costumbres de vida rural. Desconocía, que quien escribe, es más de pueblo que las lechugas y tomates que bien se dan por estos lares. Como también desconocían esos viajeros inoportunos, que Fortu condujo su taxi durante toda su vida laboral por la calle de Zaragoza. Y fue gracias a Dani, por quien este hombre se abrió. Iniciado una conversión a tres bandas que guardaré en mi memoria viajera.
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EL RESURGIMIENTO DE LOS PUEBLOS ESPAÑOLES
ESTÁ EN LOS JÓVENES COMO DANI. |
Ojalá que la demencia y el Alzheimer no me avasallen en el futuro, para poder narrar en primera persona, lo orgulloso que me siento por haber paseado por los senderos de Aldealpozo; que contemplan unas ruinas amparadoras de muchas historias de vida de distintas generaciones. Las cuales, unas se apagaron en su destino de emigración forzosa o voluntaria; así como otras, siguen en la actualidad luchando para conseguir sus ilusiones de vida. Quien sabe si algunas de esas personas quieran emular a Dani. Y poder retornar a ese pueblo, si no de sus antepasados, sí el que protagoniza sus sueños de retiro y vida contemplativa...
Nota: Gracias a Dani y a Fortu, por su dedicación y buen trato para con este desconocido. Espero que, si algún día, llegasen a leer este relato, se sientan orgullosos de haber posado para la virtualidad. Porque son un verdadero ejemplo, de cómo generaciones separadas por muchos años de vida, pueden ayudar a que sus pueblos no caigan en el olvido. Un orgullo y todo un honor el que siento por haberos conocido. ¡Hasta siempre!