domingo, 13 de septiembre de 2015

61)MORALEJA, TRAS LA COGIDA

 El dominio del miedo sólo está al alcance de unos pocos elegidos.
 Personas normales de la calle que hacen de su pasión un riesgo para el entretenimiento del respetable, y por qué no decirlo, ganarse su momento de gloria, ese por el que no va a recibir ningún emolumento económico, y quizás un trofeo que engrandezca la admiración, no sólo del público en general, de sus vecinos, amigos más próximos, y sobre todo de sus compañeros en la lidia de un toro, al que le ofrecen su cuerpo como único capote, muleta o engaño para burlarle su envestida.
 Así viven los toros, los recortadores, jóvenes físicamente preparados, cual deportista de elite, que les permite saltar la barrera del callejón con el único apoyo de una mano, que les impulsa, si se descuidan, hasta el mismo regazo de la señora o señorita que esté disfrutando de la lidia desde las primeras filas o asientos del tendido.
 Pero no todo es aplausos, loas, y saludos al respetable en este espectáculo, desde los medios tras su pase sea de rodillas o aéreo, cual ángeles, cuando no adornados por una voltereta circense sobre al animal, para hacer valer el refrán castellano, que bien reza: "Que hasta al final del rabo, todo lo que pasa, es toro".
 También sufren sus cogidas, y revolcones, como le ha sucedido esta mañana en La Glorieta de Salamanca, al recortador Arturo, de san Pelayo de la Guareña, quien ha tenido en el director de la lidia, al mejor "ángel de la guarda", sin alas, pero con un capote que le ha evitado sufrir en su físico, alguna cornada.
 Una vez fue auxiliado por el resto de sus compañeros en la brega a cuerpo limpio, salió del burladero, para dar las gracias a sus colegas, y recibir el aplauso, que  bien le impulsó, cual " Red bull del cariño " para darle alas, y enfilarse a la carrera en busca del toro, al que burló, con un "Salto del ángel" que puso al respetable en pie.
 Quizás la moraleja, que nos deja este joven, tras su peligroso encuentro con el morlaco, es que frente a los miedos o temores que  nos  inflija la vida diaria, debemos hacer lo posible por enfrentarnos a ellos...no siendo que nos creen trauma que nos acobarde  de por vida...

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