166) LA CEREZA EXTREMEÑA:
~DE LA SIERRA A SU MESA~
Quizás pueda darse la casualidad que mientras usted, abnegado lector, esté leyendo estas líneas, su paladar se encuentre entretenido paladeando una rica cereza. Puede que su extraordinario sabor le haga pensar que bien ha merecido la pena pagar el precio al que el frutero de su cabecera las haya publicitado.
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LAS VISTAS AL AMPARO DE LOS CEREZOS SON MARAVILLOSAS |
Al principio de la campaña el precio que ha pagado el consumidor por este tentador fruto ha sido elevado, como siempre. Sea por su color, por su tamaño o calibre y sabor, la cereza se convierte en un fruto anhelado por grandes y pequeños, circunstancia que me hace preguntar:¿Por qué la manzana y no la cereza fue el fruto protagonista de la tentación de Eva y Adán..? Porque bien conoce usted que la manzana no goza de tanta popularidad como la cereza, que cada vez que protagoniza los bodegones de nuestras fruterías de referencia, el público enseguida pregunta al frutero por su precio, por no haberle dado tiempo ha preparar el cartel anunciador.
Una vez que mi teclado abandona el entorno urbano de las fruterías, el teclado regresa al lugar donde estás líneas han comenzado a ser escritas.
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LA CEREZA NO SOLO AÚNA A COMENSALES
SINO TAMBIÉN A QUIEN LAS PRODUCE. |
Una cochera aledaña al domicilio de una familia extremeña. Entre aperos de labranza olivarera y cerecera, cajas de plástico y cartón. Siendo las primeras, las de mayor tamaño(15 kilos), las utilizadas para el traslado del fruto del cerezo desde el campo al domicilio del labrador. Las de 5 kg, también de plástico, soportan el fruto, una vez seleccionado, hasta su llegada a la cooperativa intermediaria.
Las segundas, por las de cartón, son recurridas por el campesino, si el cooperativista intermediario entre el campo y su mesa, decide pagárselas por calibre. Debo reseñar que este procedimiento de selección manual ya está pasando a mejor vida, según he podido conocer de boca de profesionales del sector. Siendo una calibradora mecánica la que ha relegado a la memoria del campesino ciertas escenas familiares vividas al amparo de una buena sombra tras volver del campo.
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DETALLE DEL CARTÓN CALIBRADOR
DE CEREZAS. |
Pero permita el lector que abandone la cochera de selección del fruto y el teclado le sitúe a las 7,00 am de un Domingo estival.
Deseaba permanecer en la cama, no sólo porque la calor extremeño hubiese impartido su justicia hasta altas horas de la madrugada, sino también porque la semana en mi trabajo no había sido propicia en horas de sueño para con los horarios de mis descargas. La cita concertada con un conocido que iba a acudir a sus cerezos recién traspasados por jubilación de su suegro, me hizo desperazarme, y tras un breve desayuno, partimos a la sierra en un todoterreno. La sinuosidad del trazado, junto con el porcentaje de pendiente que adquiere el camino abierto entre guijarros y pizarra iban imponiendo cierto sobresalto en este camionero acostumbrado tanto al sosiego del asfalto de las autovías .
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A CAPRICHO DEL EQUILIBRIO Y MAÑA
DEL RECOLECTOR QUEDA SU INTEGRIDAD . |
Es decir, que desde que los agricultores y sus peones, sean contratados o desinteresados, por ser familia o amigos, abandonan sus hogares, se la juegan por recoger el preciado fruto que tan aunador de sensaciones resulta en su boca. ¡No sólo corren riesgo de sufrir un accidente de tráfico en las pistas o caminos de acceso a sus frutales, sino que también pueden sufrir una caída mientras recogen la cereza! Ya sea por las posturas que adquieren subidos a las distintas ramas que conforman cada uno de los cerezos que les convierten en funanbulistas rurales a cielo abierto; o por estar pendientes de ir soltando de su promontorio natural cada cereza, mientras su integridad es soportada por una escalera plegable que le permita llegar al codiciado fruto sin invadir la "intimidad" del cerezo.
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LA MAÑA Y LA ESCALERA AYUDAN AL
RECOLECTOR A CUMPLIR SU COMETIDO. |
No sólo las posturas imposibles y la escalera aportan cierto riesgo de sufrir una lesión a estos obreros abnegados del campo, sino que el discurrir con las cestas(7-8 kilos) soportadas por sus hombros entre los bancales en los que el agricultor plantó a los agradecidos cerezos, puede aportar al recolector situaciones contradictorias. Porque mientras que el verse , cual tobogán natural, bancal para abajo por haberse resbalado, pensando como va a quedar de magullado su físico; sus compañeros de faena se descojonan por la torpeza esporádica de quien ha tropezado o resbalado.
Como puede comprobar el lector, la recogida de la cereza no es tan sencilla como la pintan sino muy selectiva, a parte de peligrosa. Escribo selectiva, porque la cereza debe ser "secuestrada" de su balcón natural, con mimo y una práctica a prueba de personas nerviosas. Ya que la presencia del fruto es tan cotizada, que cualquier golpe indebido puede provocar esa mota o mancha que la "desprestigie" no sólo a la vista del intermediario del mercado, sino a la contemplación del ojo del exquisito consumidor.
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LAS HOJAS SON DESAHUCIADAS DE LAS CAJAS
BAJO EL CEREZO PARA FACILITAR SU SELECCIÓN. |
¡Bien sabe usted que el humano, sobre todo del primer mundo, come más por los ojos, que por la boca..! Por eso la cereza, gusta tanto, no sólo a ellas, sino que también a ellos, por lo que su presentación debe ser tan perfecta, que es de obligado cumplimiento, que su fisonomía sea inmaculada, libre de manchas y daños colaterales tras su recogida y selección.
Observar, pero sobre todo practicar la recogida de la cereza hace que el lego en esta práctica agrícola, sienta una admiración por estas gentes sencillas de la noble y abnegada Extremadura; cuyo nombre ya engloba las condiciones de vida de sus moradores. Pues esta gente que busca el pan de sus hogares al amparo del cerezo en el preludio del estío, entiende su vida como una constante lucha en condiciones muy duras, sin olvidar, extremas por sus temperaturas estivales.
Ya sean por depender de las condiciones climatológicas que tanto condicionan la cantidad de ingresos al final de sus campañas de recogida; como también que conocen ser títeres en manos del mercado. Ese ventrílocuo que maneja las ilusiones de las gentes obreras a capricho de los precios injustos, que no hilos. Los cuales, son difíciles de digerir para quien conoce los emulumentos que recibe el campesino, que en muchas ocasiones no cubren los pagos de los distintas facturas que engloban los diversos cuidados que recibe cada uno de sus cerezos.
Hace unos días pagué 3.30€ por un kilo de cerezas en una frutería charra, avanzada ya la campaña. Mientras que al agricultor le pueden llegar a pagar sólo 2.20€ por sus cerezas de gran calibre. ¿Es injusto verdad..? Pues imagine como se puede sentir el gladiador cerecero, o quienes les tratamos, al escuchar en la cola de una frutería al típico cliente y su dicho: ¡Qué caras que están las dichosas cerezas..! Más deberían estarlo, si por justiprecio dependiera para la tranquilidad de quien las produce, recoge y selecciona con santa paciencia.
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NO TODO TRABAJO DISPONE DE UNA
JUSTA RECOMPENSA. A FE LO PRUEBO. |
Tras abandonar el campo de cerezos, desnudos ya de su codiciado fruto, y depositado con tanto mimo en las mencionadas cajas, nos dirigimos al domicilio de quien en su plenitud física, bien les plantó y mimó con cuidados diversos para dejar un legado a su prolífica familia. Cuyos jóvenes miembros, tras su quehaceres diarios en sus respectivos trabajos semanales, alargan sus jornadas laborales, aprovechando fines de semana y fiestas de guardar que diría un cristiano practicante para seguir manteniendo intacto el orgullo de quienes han vivido gran parte de su vida laboral al amparo del campo extremeño.
Una vez descargadas las cajas, y depositado su contenido sobre un somier reconvertido o reciclado en mesa de selección, los miembros que conforman la familia fueron ocupando sus asientos.
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UNA VEZ CLASIFICADAS LAS CEREZAS
AGUARDAN EN SUS CAJAS EL EMBARQUE. |
Aunados en una mesa, entre chascarrillos y anécdotas varias, narradas siempre y cuando el interlocutor no tuviese su boca entretenida degustando alguna de las cerezas allí depositadas. Sin ser munición a examen ante un forense, la cereza es examinada una a una por las experimentadas manos de los moradores del domicilio del agricultor y su señora. Selección manual del fruto que conforma una pila de varias cajas preparadas para ser cargadas en el todoterreno camino del puesto comarcal de recogida para su posterior venta al consumidor, una vez presentadas en el formato deseado que incite al consumidor a sucumbir ante una tentación tan natural como la vida misma.
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EL TRABAJO DE MULTITUD DE EXTREMEÑOS
ESPERA EN EL PUESTO LA CONQUISTA DEL MERCADO |
Una única vida, propiciadora de escenas memorables para el recuerdo de varias generaciones de nuestra patria, como las que he recogido en este relato que dedico a las gentes de mi adorada Extremadura. Y sobre todo a esas personas que han permitido a este camionero estar a su lado para enmarcar para la virtualidad que nos doblega, una faena rural, como es la recogida de la cereza...Mil gracias.
¡FELIZ VERANO...!