24) LA VENTA NUEVA, MERECE LA PENA
Las personas que van teniendo ya su edad, quizás recuerden, cuando sus abuelas o madres les preparaban a buen fuego, unos torreznos. Aquel manjar porcino, bien que complementaba al pan del almuerzo o merienda, pues al soportar la pieza recién frita y extraída de la sartén, su miga quedaba impregnada de los jugos de la fritura, componiendo un perfecto manjar no sólo para los niños, sino para cualquier invitado a tan distinguida vianda.
Pues bien, si usted viaja por la N-122, en el kilómetro 185, en un restaurante, denominado la "Venta Nueva" podrá rememorar aquellas meriendas de niño, ¡pero a lo bestia...! Perdón por utilizar esta expresión tan grandilocuente, pero la realidad bien justifica ciertas palabras escritas.¡Y si no me cree, pruebe sus magníficos torreznos, que bien que aguardan al viajero, a portagallola, en la barra de su bar...!
Es imposible, que pasen desapercibidos, no sólo por el marketing fotografiado a la entrada, sino porque el tamaño de cada pieza de torrezno, y la forma de presentación, uno sobre otro; componen el perfecto bodegón, que bien hace trabajar a las papilas gustativas; provocándonos desde su estatus hostelero, la "caída de Adán" en la tentación degustativa.
El secreto de su sabor y textura está en su preparación, pero no será este camionero, aficionado a la escritura, quien lo desvele, por aquello de no romper el "secreto de confesión". Estoy seguro que si preguntan a la dueña de este lugar del buen yantar, o quizás, a su hijo, amables y buenas personas, seguro que se lo dirán.
Pero no se hagan ilusiones, que la preparación es tan meticulosa, y duradera en tiempo, que preferirán hacer una parada en su viaje, degustarlos, y quien sabe si pedir que se les preparen unos cuantos para llevar; pues doy fe, que hasta el día siguiente de su adquisición, ya en su lugar de destino, cuando los deguste, se rechupeteará hasta los mismos dedos, con perdón.
Este restaurante, levantado junto a la gasolinera Cepsa, está a escasa media hora de Soria. Su emplazamiento invita al sosiego, pues los pinares aledaños, y carreteras adyacentes, han conformado el perfecto hábitat, para estirar las piernas, y oxigenar los pulmones para este camionero, no sólo por el paisaje contemplado, sino también por los sonidos escuchados, pues el distinto pulular de aves, invitan al viajero a soñar despierto.
Pero no sólo merece la pena hacer un "stop" en esta venta por sus torreznos, pues no debo dejar de mencionar sus platos ofrecidos en el menú, los cuales, bien aportan al viajero una sensación agradable tras "dar el pase digestivo" a los manjares que se elaboran en sus cocinas, para terminar el festín, con un buen postre. Recomiendo sus flanes.
Y todo, servido con un trato apacible y agradable, que bien aportan ese bienestar deseado, por quienes circulamos y vivimos en la carretera a lo largo de nuestro día a día....
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