16) ANÉCDOTAS DEL MARKETING
Desde hace unos años, la publicidad se reinventa, y de que manera; hasta tal punto, que si un peatón camina ensimismado en sus pensamientos, al retornar en su peregrinar mental, su vista le puede jugar malas pasadas.
Resulta que hace unos días, mientras aprovechaba un descanso en mi trabajo, paseando por las calles de Salamanca, no se si por ser camionero, obrero u asalariado, cierta publicidad acristalada me llevó a engaño, ¡y de que manera!!
Bien se sabe, que cuando nos disponemos a almorzar en un restaurante, la pregunta del camarero, siempre suele ser la misma, tras sentarnos en la mesa:
- << ¿Desean ustedes, o desea usted, carta o menú...?>>
Por norma general, la segunda opción, por ser la más económica, es la más demandada por el respetable; y alguna vez la más acertada, por colmar las aspiraciones gastronómicas del comensal.
Pues bien, al volver de mis pensamientos, y leer en ese escaparate, la palabra " MENÚ" enseguida mis papilas gustativas comenzaron a enjuagar mi paladar...hasta que mi lectura continuada de la publicidad, me hizo caer en la cuenta, que no se trataba de un negocio restaurador, sino de una peluquería, cuyos asesores publicitarios, optaron por ofrecer el corte, cuidado, y lavado cabellero, en distintos "menús elaborados" con su correspondiente precio.
Este camionero, no pudo por menos, que sonreir ante el escaparate de esta cadena de peluquerías; y si a eso se le añade, que justo en la acera de enfrente, en la Calle Alvaro Gil, un negocio de catering, con su publicidad gastronómica, avalada por la foto de una persona ataviada con su uniforme de cocinero, "no quitaba ojo al escaparate de la peluquería vecina". Serán casualidades o causalidades, pero cierto es, que ciertas campañas de marketing provocan en el espectador sentimientos contrariados, cuando no risueños.
Continuando con la descripción de aquel paseo, en la Avda Canalejas, un establecimiento especializado en el aporte de proteínas escultoras y moldeadores del cuerpo humano, también se convirtió en acicate promulgador o inspirador de este relato.
Su publicidad o eslogan imantador de miradas, bien le ponía en antecedentes al peatón, pues el dibujo serigrafiado de una cabeza vacuna, no engañaba a su clientela, pues el consumo de los aportes vitaminados y proteicos, aportarían a su cuerpo corriente, un volumen digno de ser admirado, sea por ellas, como por ellos.
Los continentes de aquellos aportes, por los botes que los albergaban, por su tamaño, no llevaba a equívocos, pues su tamaño justifica la publicidad que los decora.
En fin, un paseo tranquilo, en la soledad del camionero, se convirtió en un sinfín de anécdotas del marketing publicitario; promulgador de divertidas conclusiones, que fueron el mejor aporte de diversión para que un hombre solitario, permaneciera entretenido por "tiempín" que diría un asturianín...
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