48) ESTADO DE REVISTA VARONIL ~
Ayer mientras disfrutaba de una agradable velada en el bar viendo el partido del Real Madrid con mi ahijado, llamó mi atención el look de algunos jugadores del equipo blanco, por desaliñado; es decir, que por sus barbas(que dirían nuestros mayores) descuidadas daban la sensación de unos guarros (palabra utilizada por nuestras madres, abuelas para intentar convencer al hijo o nieto de la necesidad de un afeitao).
Claro, bien sabemos todos, que aquella época en la que afeitarse era símbolo de limpieza y buena presencia del varón, y sobre todo desde que el mozo cumplía con su servicio militar, el estado de revista tenía como condición indispensable un buen rasurao, ya fuese con brocha, maquinilla o máquina eléctrica, sin olvidar la lustrosidad en su calzado, el del Domingo y el de la instrucción castrense.
A medida que la vida ha ido evolucionando, cada vez tengo más claro que a peor en alguna faceta de nuestra existencia, ciertos parámetros de presencia varonil "typical Spanish" han ido desapareciendo, cuando no quedando denostados, sea por influencia del marketing de ciertas marcas dominantes del mercado de la moda, como de la expansión, vía boca a boca, de looks importados de terceros países.
Soy partidario de que cada cual mantenga su look, ese que cree apropiado, sea aconsejado por señora, señorita o niña; o por ser con el que más guapo se vea.
Pero lo que me jode sobremanera que el marketing me quiera hacer comulgar con ruedas de molino, haciéndome entender que si uso sus productos tendré un cutis tan fino como el de unos jugadores casi "in barbes" por su joven edad o con barbas no frondosas, por muy mucho que les "creamos" mayores por ser "estrellas" del firmamento ficticio que bien crea el "dios fútbol".
Y encima si a eso se le añade, que en el partido en directo aparecen con un look enbarbado como seña de identidad, mientras que en los anuncios en el descanso aparecen con una presencia, que hasta el General Jefe del Estado de la Defensa les daría con un beso el pase de revista.... uno se siente ultrajado en sus costumbres y tradiciones promulgados por unos hombres bien curtidos en aquello del buen afeitado y colonial masaje antes de salir de casa en pos de su trabajo, ya fuese industrial, ganadero, agrícola, construcción y sin olvidar al administrativo, ni al maestro.
¡Cómo les escocian o jodían aquellas palmaditas encoloniadas en sus rostros, pero que "hombría" despertaba en el niño que tras años observabando en sus mayores aquella costumbre, al imitarlos y poniedo en práctica sus mismos gestos se sentía un hombre hecho y derecho, sin tener ni cuatro pelos en su angelical rostro...!
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