jueves, 20 de agosto de 2015

43) UN TRABAJO ADMIRABLE

 Pero nada recomendable, el que realizan a diario, multitud de personas, en los polígonos aledaños a los puertos donde atracan los navíos portacontenedores, colosos unos, más menudos los otros; pero todo ellos albergan en sus bodegas y cubierta la esperanza de trabajo de mozos y veteranos, que ansían la llamada que les aporte la dirección a  donde tienen que desplazarse en sus coches particulares, para descargar o transferir, cuando no cargar, las distintas mercancías nacionales o de importación.
 Estas cuadrillas, suelen estar dirigidas por un responsable que se encarga de contratar, contactar y pagar a los distintos mozos que pasan sus interminables jornadas de trabajo en el interior de estos contenedores descargando a mano sus mercancías, y transvasándolas, en algunos casos, al remolque de un tráiler; el cual,tras la operación de carga, emprenderá el viaje que acerque las mercancias desde la costa a destinos interiores de nuestro País.
 Esta mañana he podido contemplar y admirar a estos hombres, uno de ellos de 59 años, quien acompañado por dos jóvenes de que rondaban la treintena, han estado transbordando la carga de neumáticos procedentes de China, a distintos tráiler, que las transportarían en sus semiremolques  hasta una provincia del Centro de la Península.
 Por lo que he podido observar es un trabajo agotador, pues el pase por sus manos de cada neumático o cubierta, el izado hasta su lugar correspondiente en el trenzado que bien conforma una bella estampa de cubiertas colocadas, cual puzzle, hacen de este trabajo agotador. No sólo por el peso de cada neumático, sino también por las elevadas temperaturas que se alcanzan en el interior de los remolques, y sobre todo el mozo u operario que descarga el contenedor, que por ser metálico, bien llega a ser una buena sauna para moldear el cuerpo.
 Observando su indumentaria de trabajo, bien se puede denominar a estos obreros como "Camisetas mojadas" por no decir empapadas. He podido comprobar como al finalizar la carga de cada uno de los tres contenedores que han pululado por esta explanada de un polígono industrial cercano al Puerto valenciano, cada uno de estos operarios ha estrujado su camiseta, provocando un chorreo continúo de sudor, y no de agua; que podía ser comparada a una manguera de jardín abierta.
 Si en una cabina con las ventanas abiertas, la temperatura oscila entre los 30°C y 35° C no me quiero imaginar la temperatura a la que se someten sus cuerpos estos abnegados mozos de  carga y descarga a lo largo de sus jornadas estivales de trabajo.
 No sólo estos operarios deben aguantar elevadas temperaturas, sino que también sufren en sus vías respiratorias la inhalación de fuertes olores, pues las cubiertas y distintas mercancías que albergan los contenedores, son rociadas con distintas sustancias, que impiden que la humedad marina durante el largo viaje desde el puerto de origen de un lejano continente hasta España, puedan perjudicar a la calidad de los distintos productos, sean considerados terminados, o clasificados como materia prima para nuestra industria.

No se debe obviar que estos hombres, no sólo transvasan cargas, sino que también acuden a almacenes transitarios para descargar contenedores recién llegados del Puerto o Terminal de Contendores; sin olvidar que también cargan los contenedores que van a iniciar el viaje marítimo, que llevará nuestra producción nacional a otros confines, algunos de ellos muy lejanos.
 Todos tenemos en nuestra memoria televisiva o cinéfila, imágenes históricas de mozos ataviados de petos con tirantes, y calados por gorras cargando fardos y distintas mercancías en las bodegas de los barcos, así como en las carretas y camionetas de época.
Pues bien, aquel trabajo es raro contemplarlo a pie de muelle, pues la mecanización y la premura de la prisa, han extrapolado esta actividad a los polígonos industriales aledaños, donde hombres curtidos por mil y una mercancía, completan  sus abnegadas y duras faenas, que bien les aportan un sustento para sus familias, que bien orgullosos pueden estar de estos obreros.
B
 Desde estas líneas escritas por un camionero, espero les sirvan como reconocimiento y humilde homenaje....a un trabajo centenario, por no decir histórico, que se me presupone perenne por los siglos de los siglos... ¡Amén, que diría un cura u obispo al final de su letanía...!

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