45) "ERO".. ¿INICIO O TERMINACIÓN ? ~
Desde mi modesta opinión, una de las leyes gubernamentales más acertadas es la de la Ley antitabaco.
Por suerte o por desgracia he desempeñado, desempeño y desempeñaré mientras la salud me lo permita dos profesiones que terminan en "ero" dedicadas al servicio de los demás.
¡Que no es lo mismo que su terminología comenzase por esas tres letras....! Por aquello que algunas mujeres o personas "ambidiestras" sexualmente escribiendo, confiesen que les "ponen" y de que manera, algunos camioneros y bastantes camareros. ¡Que pena no haber nacido guapo...! Para ir en concordancia con mi apropiada altura, como diría mi padre en la adolescencia de su primogénito: <<"de modelo">>.
De esa manera podría haber sido objeto de deseo, que conste en acta: SOLO DE ELLAS. Para tenerlo todo "de cara" y poder triunfar cual tor"ero" en plaza de tientas, capeas, novilladas y corridas...
Pero bueno, que he de volver a la "Ley antipitillos encendidos" en lugares de ocio y trabajo cerrados. Cuando, como camarero, servía en la época de vacas gordas de nuestra economía, todos los fines de semana en distintos restaurantes, tras aparcar y apearme del camión en el centro de Transportes era muy desagradable llegar a casa, después de finiquitar la jornada de servidumbre hostelera, y a la hora de preparar la ducha, tener que malacordarse del tabaco, sea en su variante común, como es el pitillo; y sin olvidar su vertiente más voluminosa, como es el puro o habano al ser el presente más socorrido para obsequiar a los a los "hombres" invitados a un enlace, comunión o bautizo( bien que preguntaba:<<¿aquí está sentado hombre o mujer..?>> quien lo iba depositando al lado del cubierto huérfano de comensal, por estar ausente, en el Wc o de pululeo entre los invitados.
Aquellos cigarrillos y habanos encendidos dejaban su impronta hasta en la ropa interior de quien en su vida ha dado una calada. Resultaba repugnante rememorar horas después de finiquitar el servicio, esa fragancia humeante y nociva de un vicio defendido a capa y a espada por sus consumidores empedernidos. No me quiero imaginar, si yo he agradecido la Ley antitabaco, que pensarán aquellos profesionales de la hostelería que han servido copas, comidas y cenas a pie de cenicero toda su vida profesional. Son muchos los camareros que sin ser fumadores desarrollaron enfermedades pulmonares por inhalación de humos emanados de pitillos en boca, cuando no de los mal apagados en el cenicero metálico,de cristal o cerámicos.
Desde mis intereses presenciales como camionero, recién llegado al lugar de carga o descarga, he agradecido mucho la prohibición de fumar en los restaurantes, porque nuestra profesión lleva implícita la imposibilidad de disponer a diario de una toma de ducha; por lo que la ausencia de humos, bien que nos a venido a más de uno, para poder "acercanos" con sosiego a la garita de seguridad, atendida en algunas ocasiones por personal femenino. ¡Que uno, aún siendo camionero, intenta ser muy coqueto..!
Gracias a aquella Ley antitabaco, los fumad"eros" autorizados fueron promulgándose a las puertas de los bares y centros de trabajo; y es en estos últimos, en los que los camioneros, más los hemos agradecido, porque tras horas y horas de espera en la soledad de la cabina para cargar o descargar, nos viene "de perilla" alegrarnos el sentido de la vista, auque las maniobras de aproximación al muelle se nos descordinen, por estar pendiente más del personal femenino que se encuentre en ese momento en el fumad"ero".
¡Que le vamos a hacer, si ciertos "eros" bien definen lugares y profesiones donde conocer al compañer@ de tertulia, confidencias.. y quien sabe, quizás al amor de tu vida....!
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