El título de este relato no me ha sido difícil escogerlo, entre los innumerables de los que un aficionado a la escritura puede disponer por su escasa capacidad creativa.
Espero que el lector lo entienda cuando conozca los hechos que han dado pie a esta historia.
A eso de las 13.30 horas me apee de mi cabina, para acercarme a la garita de la plataforma comercial donde tenía concertada mi descarga.
Ante la ventanilla del conserje controlador de las salidas y entradas de personal y de vehículos me precedía un joven padre( 35 años) acompañado de su pequeña hija (8 años). La estampa podía sorprender a cualquiera, pero no a un camionero, pues es normal que en las vacaciones veraniegas de los escolares, éstos acompañen a sus padres en el camión en algunos viajes.
La congoja acudió a mi interior, al observar como se disponía a entregar uno, de los muchos currículum, que portaba en una carpeta plastificada.
En estos años en lo que la crisis económica ha dinamitado los pilares laborales de multitud hogares, y en los que demasiados cabezas de familia perdieron sus medio para ganarse la vida, me he acostumbrado a ver ante las empresas y las calles de los polígonos industriales por donde he descargado o cargado a numerosas personas pululando con carpetas dispensadoras de "hojas de servicios".
Estos folios que resumen una vida laboral cercenada, bien albergan las esperanzas e ilusiones por encontrar un nuevo puesto de trabajo son entregadas a subalternos, que no jefes, en la mayoría de los casos. Una vez realizada la entrega, el folio pasa a formar parte de un montaña de ellos, acumulados en una caja en la misma garita, mientras el desempleado se aleja, sin esperar a la típica respuesta:
- "Ya te llamaremos".
El caso de este hombre me ha impactado al verlo acompañado de su pequeña; la cual, no perdía ningún detalle del proceso de entrega.
No pude por menos, que preguntarle cual era su especialidad profesional:
- Soy pintor y carpintero, me contestó.
- Haber si tienes suerte, que parece que la situación ya mejora. Intenté animarlo.
- ¡Creáme que ya estoy desesperado, tras tanta búsqueda infructuosa..!
Su hija, tras sus gafas que le conferían un aspecto de niña pizpireta y lista, observaba a su padre con mirada triste.
Le comenté, que siempre existe una persona encargada de recursos humanos, que ante una entrevista entrevistade trabajo, puede ver "entre bambalinas" a un buen trabajador, aunque este no tenga experiencia. Bien es cierto, que hoy en día, rara vez te ofrecen la posibilidad de presentarte con tu palabra, imperando el currículum impreso, que no escrito.
La sonrisa poco a poco volvía a retornar a su rostro, gesto que su hija no paso por alto, pues sus ojos volvían a contemplar orgullosos a un padre, que está haciendo todo lo posible por conseguir su ansiado puesto de trabajo, sin olvidar la educación de su hija. Pues se debe reconocer, que la niña contemple como su padre se desvive por llamar a una puerta sí, y a otra también de innumerables empresas, también es un camino y forma de educación, que bien alecciona a los más pequeños para que aprendan a que en la vida, ciertos utensilios y objetos deben ser conseguidos a base de mucha dedicación, esfuerzo y sacrificio.
No perdí la oportunidad de hacerle ver, que no yo por tener trabajo, era más afortunado que él, pues el dispone y disfruta de una familia (mujer y dos niñas) que bien suponen tres "orgullos" por lo que luchar, y no desfallecer en el intento de seguir buscando trabajo.
Este camionero, de momento, se siente orgulloso de tener una esposa, que lo espera en casa, cada semana. Si Dios quiere, algún día podré tener tantos "orgullos" como este desempleado; a quienes contaré esta historia de un padre, que por lo menos para mí es ejemplar... y creo que por la manera que se fueron padre e hija, ésta también siente un verdadero orgullo por su padre aunque sea, de momento, un desempleado...
¡ Suerte... y espero verte pronto en alguna empresa por donde yo descargue o cargue! Fueron las palabras tras un apretón de mano que nunca olvidaré..
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