jueves, 26 de noviembre de 2015

106) "JUSTOS POR PECADORES"

 Esas son las palabras que he escuchado esta mañana de boca de Marisa, la empleada de la cafetería que atiende la barra, y asea los cuartos de baño de la Ribera de la Solanas, estación de servicio cercana a Aranda de Duero, en Fuentecen para ser exactos.
Estación de Servicio de Fuentecen.

Estas palabras tan bien aplicadas para según que casos, honra y de qué manera al viejo refranero castellano.
 Cuando empecé a escribir en este su Blog, estimado lector, ciertos seguidores me pedían que narrara experiencias carreteras, y si hay una experiencia carretera, por no escribir aventurera, es el de entrar al aseo de caballeros de las estaciones y áreas de servicio; sin olvidar a los aseos de los bares,cafeterías  y fábricas de las que somos "clientes habituales" en nuestros viajes los camioneros.

La dejadez del cliente es evidente.
Así como sus sustracciones bien que se
contemplan. 

 Cuando me apeo de mi cabina en busca del baño que alivie mi tensión abdominal, miró de soslayo alrededor del parking donde me encuentre, por sí hubiese un matojo, matorral o bosque, sin olvidar alguna vid(en primavera y verano) cuya frondosidad alberge a mi cuerpo serrano para propiciar una evacuación en la más estricta intimidad natural...
 ¡No me lo tome a broma, querido lector..! Porque la vieja postura de tiempos de antaño, en los que el ser humano se ponía de cuclillas, sin imperar los ovarios para adoptarla, al paso que va la indencia y poco civismo del ciudadano a la hora de valorar, cuidar y respetar los aseos de los locales públicos, nos van a obligar a cagar bajo el sombrío, sea nocturno o diurno.
  Quien escribe, no se considera mejor persona que usted, estimado lector; pero quizá mejor enseñado, por no decir aprendido. Es lo que tiene haber pasado la mitad de mi vida, bajo el amparo del Seminario y el Ejército, donde el civismo era enseñado bajo pena de castigo o arresto impuesto sea por Cura, y sin olvidar al Sargento.

De dos aseos, sólo se puede utilizar uno, debido a la
sustracción del automatismo que enciende la luz.
 Esta mañana, al entrar en los cuartos de baño he sentido vergüenza ajena, no se si por ser camionero, o por ser viajero.
 Según Marisa, debería sentir la vergüenza más por parte de ser camionero, que turista viajero; pues se han dado cuenta que algunos camioneros no han sabido valorar y cuidar unos aseos, que no hace mucho tiempo eran modélicos, tanto en la limpieza, como en la presentación ante la vista. En la actualidad sólo la limpieza queda, ante la falta de respeto ante dependencias públicas ajenas.
 Bien sabe Dios, que por haber despertado cuando el Sol estaba ya imperando, si no este camionero había buscado su retrete natural, ante la situación encontrada en los aseos. En una de los escudados masculinos el detector automático había sido sustraído, por lo que lo de evacuar a oscuras, no era menester para este varón. En el habitáculo rocaniano aledaño, el sistema que permite accionar la descarga del agua de la cisterna, también había sido deslocalizado de su lugar original para el que fue concebido.

La limpieza es constante, pero los usuarios
no respetan los elementos sanitarios.
 Lo peor de esta situaciones de incivismo, es que quien roba o sustrae los elementos sanitarios, quizás para reponerlos en su hogar, no avisa, como es lógico; pero es que tampoco dan parte de las "faltas" a los empleados, quienes les prosigen en intención de evacuar, y no poder, saliendo de los baños a la chita callando; convirtiéndose en "cómplices involuntarios"  del daño causado.

Elementos decorativos arrancados de
cuajo. Y no llevan ni dos años reformados.

 Marisa, se lamentaba de la degradación que presentan estos aseos, por culpa, según narra de personas incivicas que no valoran, ni respetan el bien ajeno; el cual, está a disposición del cliente para satisfacer unas necesidades aliviadoras unificadoras e igualitarias; por aquello de que tod@s las realizamos al cabo del día, pero no todas las personas, quizá las que se sientan superiores, las valoran y cuidan como deberían...Por lo que el dueño de la Estación, está valorando la no reposición de lo sustraído o deteriorado a mala fe en demasiadas ocasiones ya, por desengaño y gasto desmesurado en elementos sanitarios.

Es un local, en el que la disponibilidad de pinchos
y distintas viandas, así como su menú, el lugar
ideal para hacer una pausa en el viaje.

 ¡Tenemos, lo que nos buscamos...!

 Sirvan estas líneas  para denunciar una situación que bien podía haber resumido con un título que encabezara este relato:

  ¡EL LAMENTO DE MARISA..!
   
           ¡QUÉ LÁSTIMA...!
         

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