martes, 1 de noviembre de 2016

189) AL " APRISCO" DEL PASTOREO

 Clemente(45), casado y con dos hijos.
Su vida ha estado auspiciada por el trabajo como encofrador. Hasta que la burbuja inmobiliaria no dio más de sí, condenando a muchos obreros ha buscarse las habichuelas en otros sectores de nuestra sociedad.
CLEMENTE Y SU PERRO ANTES DE DAR
SUELTA A SU REBAÑO. 

 Buen ejemplo de ello es este salmantino, a quien no se le cayeron los anillos para seguir aportando el pan necesario a su hogar. No le importó que sus hijos, la primera vez que llegó a casa tras pastorear a su rebaño, le dijese:
 - "¡ Papá, cómo hueles....!"

Quienes somos de pueblo, y tratamos con pastores y ganaderos en general, bien conocemos, cómo la fragancia que desprenden antes de asearse, nos recuerda con qué tipo de cabaña trabajan a lo largo de sus arduos días de pastoreo o cuidado en el establo. No es extraño, que para unos niños acostumbrados a que su padre volviera de la obra, le barrutasen enseguida que no venía de clavar puntas para conformar moldes de madera, o montar los modernos caparazones metálicos que permiten a nuestras construcciones ir cogiendo su forma.
LADERAS, CUNETAS, LLANURA...LARGO DIA PARA
CAMINAR GUIANDO AL MILLAR DE CABEZAS

 Si usted habla con Clemente, y le pregunta si retornaría a la obra, le dirá, que, de momento, está muy contento. Aún a pesar de que su salario nada tiene que ver con el recibido como encofrador. Pero sea porque corría mucho peligro a medida que su encofrado iba ascendiendo, como por el ingente esfuerzo necesario para ir moldeando las construcciones, Clemente se manifestaba dichoso por poder pasear delante o tras de su rebaño. Sin jefes tras de su sombra, y encima al aire libre. Se le veía alegre, cómo también orgulloso de su labor para pastorear a casi un millar de ovejas. A las cuales, no ordeña, pues se dedican a la cría de corderos; gestados durante cinco meses aproximadamente. Quedando las madres y sus retoños ovinos en una cerca, mientras sus correligionarias pastan por los campos dedicados al cereal por la zona sur de la capital charra.
CLEMENTE Y AGUSTÍN. ENCOFRADOR Y ALBAÑIL
QUE HAN BUSCADO SU "APRISCO" LABORAL 
 Clemente no está solo en esta finca a escasos dos kilómetros de Salamanca. Pues se haya acompañado de Agustín; quien a sus 59 años, vislumbra su jubilación, apoyado en su cayada. La herramienta indespensable para realizar su labor. Sea para defensa o azote de lomos ovinos descarriados, también les sirve como asiento vertical. Sobre el que apoyar sus cuartos traseros para descansar de su particular caminata diaria cuando el pasto esté húmedo y no se puedan recostar sobre una cuneta o cerro.
AGUSTÍN POSA ANTE LOS CAMPOS QUE PASTOREA
CON SU REBAÑO. 
 Estos dos pastores salmantinos les aúna la misma procedencia laboral; pues Agustín también trabajó en la albañilería. A la que ya no se ve retornando. Quizás porque su cuerpo ya barrunta ese descanso ansiado por cualquier obrero, como es el de la jubilación.  A la que uno desea llegar para no madrugar, y pasear por sus dominios, sean de capital como de pueblo, para esperar a esa dama que no distingue, ni entiende de profesiones; aunadora como ella sola, y no como la vida, que unos trabajan a destajo, y otros silvan bajo techo... Siendo los primeros, los que recurren incluso al "aprisco" del pastoreo para sentirse dichosos, como es el caso de Agustín y Clemente. Quienes con su almuerzo en mochila, y no en morral, deambulan por los pastos, escuchando la radio. Quizás sea cuando piensen: "De qué se quejan algunos, si a lo mejor les ofrecen estar entre ovejas o aprender el oficio, y a lo mejor alegen, que este oficio no es para ellos...".
TODAVÍA EXISTE QUIEN SE SIENTE ORGULLOSO
DE DESARROLLAR UN OFICIO ANCESTRAL.

 Pues ellos se lo pierden, si así fuera, pues como alega Clemente: "Es un oficio como otrocualquiera, y que te permite comer".
 Nada que alegar Clemente....

 Un honor poder conoceros y trataros por un rato; el suficiente para poder escribir este relato. El cual espero sirva de ayuda para quien no encuentra trabajo. Quizás exista un rebaño que les haga mirar a su futuro con optimismo y alegría. Sea.

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