No seré la única persona que cuando pasea por el centro neurálgico de cualquier urbe se ha visto embriagado por las notas musicales que un artista callejero interpreta o utiliza como hilo musical de su espectáculo itinerante.
![]() |
¡NO HACE FALTA TENER OJOS GRANDES PARA DISFRUTAR DE UN GRAN ESPECTÁCULO A PIE DE CALLE! |
El Sábado pasado, en una mañana fría, el reloj del Ayuntamiento de la Plaza Mayor de Salamanca, recordaba a los turistas y residentes, que eran las doce del mediodía. Muy cerca de allí, en una de las calles más concurridas por la sociedad salmantina y por los visitantes que ansían disfrutar de la contemplación de escaparates e incursiones en tiendas varias, nombrada en el callejero como calle Toro, un titiritero ambulante deleitaba desde la lejanía al transeúnte con una música clásica que hechizaba al oído.
![]() |
PAUL ENCANDILA CON SUS MARIONETAS A GRANDES Y PEQUEÑOS |
La escena aportaba al espectador itinerante una mezcla de sentimientos agradables, pues la escenografía en si, resultaba evocadora sobre todo para quienes somos oriundos de pueblo, con un carro suelto de caballería, rodeado por gallinas; que recordaban a aquellos momentos en los que de niños, la orden o mandao de nuestros abuelos o padres nos convertían en pastores avícolas por un rato al soltar a las gallinas de su reducto corralicio para dejarlas libres por la era o calle aledaña a la casa donde crecimos en un ambiente difícilmente imitable en estos tiempos modernos en los que eso de dejar libres a los bichos domésticos no tiene razón de ser, porque ya pocas calles quedan disponibles para que las gallinas escarben en pos de ese alimento microscópico bajo la tierra, que daba tan buen color a la yema del fruto de su vientre; por ser el huevo el mejor aderezo de unas papas fritas, la delicia gastronómica por el que saliva el español de pro.
![]() |
NO SÓLO LA ESCENA Y LAS MARIONETAS ENSALZAN A LA TERNURA, LA MIRADA Y EL SABER HACER DE PAUL TAMBIÉN AYUDAN. |
Paul o Pablo, como él mismo recalca para hacer entender su nombre pronunciado en un español aderezado con con su inglés de cuna, es un hombre de cincuenta y tantos años que viaja por distintas ciudades de nuestra Península con su espectáculo de marionetas rurales que recrean un ambiente clásico allá por donde despliegue su arte. Divorciado y padre de tres hijos, que andan repartidos por el mundo, entre Australia, Francia e Inglaterra por designios laborales, disfruta de su profesión callejera que le reporta lo necesario para mirar a su vida con optimismo.
Ataviado con unos guantes para protegerse del frío charro, no deja que su pupilo de trapo descaiga en su toque de violín, que tanto agrada al paseante o transeúnte de esta calle en la que a escasos metros de él se levanta el Teatro Liceo; lugar muy venerado por la sociedad salmantina devota de la farándula.
Contemplar como Paul mueve los hilos al ritmo que marca la música seleccionada con un interruptor que tiene al alcance de sus manos, al mismo tiempo que mueve las marionetas es un regalo para los sentidos.
No siempre lo puede encontrar usted en la misma calle del centro turístico de Salamanca mostrando su arte; pues él, "perro más viejo" en las lides del arte callejero, que el peluche blanco que custodia el canastillo de las limosnas agradecidas de apasionados a interpretaciones varias, bien conoce que por la mañana la calle Toro es el centro neurálgico de las compras mañaneras de señoras y señoritas.
![]() |
A VECES LOS QUEHACERES DIARIOS NOS EVITAN PARAR ANTE UN ARTISTA CALLEJERO, QUE NOS HARÁ CONTEMPLAR DE OTRA MANERA LA VIDA. |
Tanto en una calle como en la otra, las melodías que Paul utiliza para su espectáculo se encuentran catalogadas en la retentiva del respetable charro que bien que le identifica a la legua del lugar donde él se encuentre "acampado".
Si no tiene prisa, y chapurrea alguna pizquita el idioma de Shaskepeare, puede mantener una conversación muy enriquecedora con este Inglés errante, de mirada cándida, vestida por unas gafas sencillas, que le aportan un aire de bondad al rostro de este titiritero que viaja por la vida con un carrito que aporta serenidad y bienestar al paseo del desconocido; quien, en ocasiones, pasa mirando de soslayo un espectáculo callejero que recuerda a viejas escenas de una vida, que discurre demasiado deprisa sin que podamos hacer nada por evitarlo...
¡ Gracias Paul, por ser evocador de la nostalgia a través de tus marionetas..!
No hay comentarios:
Publicar un comentario