jueves, 8 de septiembre de 2016

181) "¿DE SALAMANCA?¡QUÉ LIMPIA..! "

 A parte de bonita, tranquila, romántica, universitaria, del buen yantar, de la diversión nocturna..etc. Multitud de adjetivos loables rodean al nombre de Salamanca cuando mis interlocutores de otras regiones de España, conocen que el camionero con el que hablan  en plena calle de la ciudad o pueblo por donde pasea, tras sus jornadas de conducción, les dice orgulloso que fue alumbrado en la insigne ciudad del Tormes.
TRAS LA TRACA, LLEGA LA RECOGIDA DE LOS RESTOS
DE UNA NOCHE DE FIESTA...
 Pero no sólo los transeúntes, a quienes mi curiosidad sobre el lugar por donde pasee, me incita abordarles en su paseo, expresan loas y parabienes hacia Salamanca, cuando conocen que  mi acento proviene de la ciudad charra; sino también, aquellos recepcionistas y cargadores cuando barruntan que soy salmantino, enseguida narran sus experiencias vividas en sus viajes vacacionales por las calles de la "Ciudad Dorada".
 Ciudad que no deja indiferente a nadie, sea por  el elemento constructivo empleado en el centro histórico, por la Piedra de Villamayor, que tanto encanto  irradia cuando los rayos del amanecer y del atardecer inciden sobre el centro histórico, o por la magia que despierta al ser alumbrada en plena noche. Como  por el ambiente vivido en sus calles recorridas por oriundos, turistas y estudiantes, por el despertar de sentimientos muy particulares de cada cual que pasee por los aledaños del Puente Romano, Salamanca deja huella en quien a ella se acerca. Sin olvidar su  limpieza.

SALAMANCA CUENTA CON UN EQUIPO DE LIMPIEZA
CUYA LABOR  ES LOADA EN EL RESTO DE ESPAÑA.
 Bien lee usted, estimado lector, porque el adjetivo más escuchado por este camionero en palabras foráneas, es que Salamanca luce muy limpia. Adjetivo escuchado por cualquier lugar de España por donde las obligaciones camioneras me hayan llevado y concedido el privilegio de tratar con personas de toda índole; desde jefes de fábricas, pasando por mozos de almacén, sin olvidar al paisano. Todos ellos expresan su loa hacia Salamanca, y la inmensa mayoría presume de que los charros nos tenemos que sentir orgullosos de aquellas personas que desde que el gallo canta, hasta que la Luna se centra en el firmamento, trabajan para que nuestra ciudad sea loada por permanecer siempre limpia.
 Pero claro, en un mundo en el que las mascotas que defencan en nuestras calles y parques gozan de parabienes por  la exaltación exarcebada de los derechos de los animales,  parece que está de moda criticar a quien por medio de vida se dedica a la limpieza. Críticas que estos abnegados operarios de la limpieza han de soportar  por algunos de sus conciudadanos. Quiénes no dudan en dar estopa a quien en horas intempestivas en los que demás duermen, ellos y ellas dan brío a sus escobas y distintos utensilios o herramientas que dejan nuestras ciudad como la patena.
OPERARIOS DE PARQUES Y JARDINES ADECENTAN
EL ENTORNO MIENTRAS LOS DEPORTISTAS CORREN.
 Es un honor, que hoy siendo el día de la Virgen de la Vega, Patrona de Salamanca, este teclado  enarbole para la virtualidad unas palabras que honren el trabajo de personas como las que he visto hoy limpiando la zona aledaña al Puente Romano. Lugar predilecto por los salmantinos, ya que es allí donde el lanzamiento de los fuegos de artificio, abren y dan el cerrojazo a los festejos más importantes de la ciudad que amparó al Lazarillo de Tormes.
 Ayer por la noche, desde la cabina de mi camión, pude contemplar una estampa idílica de Salamanca. Con el centro histórico alumbrado, no sólo por la luz artificial de las iluminarias estratégicamente localizadas, sino también por la resplandor y colorido del castillo de fuego artificiales con el que mis paisanos daban el pistoletazo de salida a fechas de casetas de día donde humedecer el gaznate, tardes de festejos taurinos, espectáculos de pasacalles y conciertos varios.  Vamos que cualquier conductor que por su extrarradio circulase anoche, le tuvo que ser difícil no verse incitado a parar en su viaje para disfrutar de la fiesta en ciernes.
TRAS LOS ACTOS LÚDICOS, BRIGADAS DE LIMPIEZA
TRANSITAN POR LAS CALLES SALMANTINAS.
 Lo que no valoramos los ciudadanos, es el trabajo de quienes, tras la juerga colectiva,  pasan la primeras horas del día no lectivo para el resto de los vecinos,  recogiendo los vestigios festeros que quedan desperdigados por las calles y aquellos lugares que las autoridades hayan elegido como centro neurálgico de los festejos y espectáculos. No creo que muchos salmantinos hayan escuchado el estruendo de las sopladoras soportadas por las espaldas de los empleados de parques y jardines mientras  "levantaban" de su letargo nocturno las carcasas de los fuegos artificiales disparados la pasada noche. Pero estoy seguro, que algún vecino salmantino, tras desperezarse y calzarse sus deportivas,  saldrá a darse un paseo o una carrerita por las pistas de atletismo que al amanecer permanecían intransitables por la acumulación de desperdicios lúdicos varios, pero que después del mediodía, quedarán aptas para el uso y disfrute de paseantes, turistas y deportistas.
¿SE  IMAGINA PASEAR POR UN LUGAR DONDE LOS
DESHECHOS FESTEROS ESTUVIESEN DESPERDIGADOS?
 Dicen los escritores entrevistados por distintos medios, que ellos no persiguen las historias que narran en sus relatos, que son estas las que les sorprenden a ellos mientras pasean por los distintos lugares. Pues bien, este aficionado a la escritura, en su paseo en bicicleta, ha sido sorprendido por unos operarios de limpieza desarrollando su trabajo. Trabajo que ha dado brío a mi teclado. Una labor, la de estos operarios de la limpieza, muy pocas veces valorada, y en palabras suyas, tantas veces vilipendiada.
 Según me narraban, mientras tomaba unas instantáneas que apoyaran este relato, su trabajo es criticado hasta la extenuación por personas de toda condición. Quizás estas personas que tanta crítica aportan, se olvidan durante su día a día, de depositar esa colilla, pañuelo o desperdicio en la papelera aledaña a su lugar de uso y disfrute predilecto.
 Podía escribir algunos de los nombres de los operarios con los que esta mañana he charlado, pero no lo haré por deferencia a todo aquel empleado de la limpieza de nuestra ciudad que mantienen a su hogar y familia dejando  nuestras calles, parques y jardines como los chorros del oro que diría mi abuela, si no la suya.
LABOR MUY ENCOMIABLE LA DE ESTOS OPERARIOS 
 Muchos años han pasado, desde aquellos '80, en los que quien buscaba sus habichuelas recogiendo la inmundicia abandonada por el resto de ciudadanos, era menospreciado. Hoy en día, existen empresas que se han forjado dando brío a unas escoba, y empujando un carrito donde depositar lo recogido en largas jornadas de trabajo.
 Quizás mientras usted lea estas líneas un operario de la limpieza pase al lado del velador donde usted de encuentre, conduciendo una barredora, barriendo una acera, y sin olvidar, a ese operario, que mantiene limpio el entorno ajardinado del banco donde usted esté sentado  leyendo este relato, por favor:
 ¡No se olvide, de agradecerles su trabajo..!
 Ellos se le devolverán una sonrisa, cuando no con unas palabras de loa hacia su conducta poco convencional para los tiempos que corren. Porque en esta vida, no siempre el salario es solo la moneda de gratificación para quien con profesionalidad realiza un oficio que enriquece la existencia del prójimo, sea vecino o turista...

NOTA: Si Don Miguel de Unamuno, con su estilográfica, aportó su granito de arena para que el nombre de Salamanca fuese siempre recordado; los operarios  que limpian nuestras calles y jardines, con sus herramientas y máquinaria de trabajo, rubrican un recuerdo perenne  en la memoria de los turistas,que les hace manifestar y presumir:
   "¡Salamanca es una ciudad muy limpia!"
 

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