miércoles, 10 de febrero de 2016

141) ALEGIA: EL PUEBLO DEL CENCERRO.

 Si hay una particularidad por la que me siento orgulloso de ser camionero es porque mi trabajo me permite, como bien dijo Fraga;  ser un "turista" con los gastos pagos.
 Y como al turista, una vez que la jornada de conducción ha quedado finiquitada en el tacógrafo, el paseo bien que ayuda al camionero, no sólo a estirar las piernas, sino también ha abandonar la soledad de la cabina para indagar en los usos y costumbres de los los lugareños en donde esa tarde noche el camión haya quedado estacionado.

AYUNTAMIENTO DE ALEGIA (GUIPÚZCOA).

 Hoy, los albaranes de mi descarga han propiciado que conociese  Alegia, un pueblo de unos 1.700 habitantes cercano a  la capital donostiarra.
 A medida que mi paseo me fue descubriendo unas calles que no dejan indeferente al recién llegado, pues sus fachadas rinden pleitesía al estilo arquitectónico de varias épocas. Algunos portales, por los más antiguos, dan fe que por este pueblo existían albañiles entendidos en la talla de la piedra, por la cantidad de filigranas que están talladas para dar esplendor a unas fachadas imponentes.
PORTEROS Y LLAMADORES, SE OBSERVAN EN LOS
PORTALES DE ESTE BONITO PUEBLO.
Así como los llamadores antiguos se intercalan con los porteros automáticos y timbres modernos en las puertas de las distintas moradas.El urbanismo moderno no pierde el respeto a las costumbres vascas, donde la madera  es protagonista en las ventanas, así como en las puertas de entradas a los garajes o locales comerciales.
 Ante un panel de información callejero, descubro que en la Edad Media, Alegia fue un pueblo, cuyo plano en forma de cruz, su brazo largo, correspondía a la Calzada Real de Castilla. Calle por la cual, los viajeros cruzaban el pueblo en su camino a la costa. El brazo corto, correspondía a la derivación de la Calzada Navarra que discurre por el Valle de Berasetegui.
EL URBANISMO, HIPNOTIZA AL SENTIDO DE LA VISTA.
 La desdicha  visito a este bello lugar en 1532,  pues Alegia sufrió un incendio, que asoló de tal manera el núcleo urbano, que quedaron tan sólo 9 casas; pero como las desgracias, bien sabemos todos que es raro que vengan solas, la villa(Título obtenido en 1454)  sufrió varias inundaciones en 1762,1953 y 1983. Puedo dar fe, que el río Oría advierte al visitante de su presencia, con el sonido de su incesante corriente tras unas jornadas de lluvias a su paso por Alegia.
EL RIO ORIA  A SU PASO POR ALEGIA.
 El término de Alegia, proviene del nombre por el que se le conocía antiguamente, por ser Alegría de Oria, según me ha informado una señora muy simpática, a quien asalté con mi pregunta en  plena calle.
 Y para los tiempos en los que estamos, en los que desconfiamos del extraño, no me puedo quejar, pues varios vecinos y vecinas de Alegia, han satisfecho mi curiosidad, al contestar a varias dudas que tenía al pasear por el centro urbano.
  Como por ejemplo, una escultura en forma de cencerro partido, cuyo badajo descansa a su lado, a espaldas del Ayuntamiento, cuya plaza no ha dejado indeferente a este camionero. Como tampoco le dejará a usted el puente aledaño, con dos ojos, presidido por iba cruz del Via Crucis.
CRUZ SOBRE EL PUENTE DE ALEGIA. POR
DONDE EN LA ANTIGÜEDAD SE LIBRABA EL
CAUCE DEL ORIA, PARA LLEGAR A LA COSTA 
Sus catorce estaciones parten desde la Iglesia, recorriendo un entorno hasta un promontorio natural, conocido por el mirador.
 Retornando de nuestro particular Vía Crucis, para retomar fuerzas en alguna de sus tabernas; supongo que no debe tener recelo de pedir al camarero su consumición, de la siguiente forma:
 - Buenas tardes, Txintxarri, desearía tomar...
 Quizás, quien esté tras la barra le sonreirá, porque se habrá dado por aludido por el mote por el que responden los nativos de Alegia. Ya que "Txintxarri" significa cencerro.
MONUMENTO AL CENCERRO. MOTE A LOS NACIDOS
EN ALEGIA.
El mote deriva de que en tiempos de antaño, en este pueblo había fábricas de cencerros, ese elemento localizador que usaban los ganaderos de mi pueblo, al igual que en el suyo; y que tantos recuerdos nos trae en la actualidad, a quienes lo escuchamos cuando paseamos en un mundo, donde cada vez estamos dando más la espalda a todo aquello que a muchas generaciones nos aportó tanta alegría.
 Esta tarde noche, no he escuchado ningún repique de cencerro en Alegia, pero lo que sí, le puedo a asegurar, estimado lector,  que  he preguntado a varios "txintxarris" en mi paseo para dar forma a este relato, y todos me han respondido con un denominador común: su sonrisa. ¡ Gracias por ello...!

Nota: Vaya al País Vasco, disfrute de sus pueblos y urbes. No dude en internarse entre sus calles, y preguntar  a sus gentes para satisfacer a su curiosidad. Le aseguro, que la experiencia le hará sentir un privilegiado por haber conocido el País Vasco. Palabra de camionero.

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