Uno de los inconvenientes con los que se enfrenta cada día el camionero, es el saberse que no cuenta con ciertos horarios, digamos, de obligado precepto para el resto de sus correligionarios de vida.
Es decir, que si usted cuenta con sus horas fijas de comidas en su jornada lectiva, los camioneros dependemos del capricho de la carga o descarga. Porque los oficinistas logísticos, así como los jefes de turno, antes de que el camión esté libre en su descarga, ya han dado su palabra al próximo cargador de que su vehículo va estar dispuesto a tal hora para tras abandonar las instalaciones, estar descargando a la hora convenida.
Por lo que el camionero debe andar presto. Y tan ligero, que las horas de sus comidas son obviadas, así como pospuestas para no dejar en mal lugar a sus mandamases.
Es muy fácil cubrir distancias, desde el aposento de quienes entienden de firmar los contratos en la logística. Pero no así, para quienes gobiernan el vehículos que transporta el envío. Porque a diferencia del camión, que cuando se le enciende la luz de la reserva se le debe abrevar, el camionero debe obviar en demasiadas ocasiones esas señales que nos envía el estómago a los seres humanos cuando el hambre comienza a campear por nuestros intestinos.
En jornadas pasadas, tuve que posponer mi almuerzo para las 16.15 horas. Con el fin de facilitar la hora de descarga marcada. Menos mal que siempre encuentras esa disponibilidad del camarero de barra para rebuscar en la cocina alguna vianda que haya sobrado del menú del día. Que recalentando y servido junto a la barra, que no en el comedor, sienta muy bien para tranquilizar la demanda del estómago.
Es curioso, mientras degustas el almuerzo o la cena a deshoras, te confabulas contigo mismo, de que no vas volver a consentir lo mismo en futuras jornadas.
Pero cuando no es por tu jefe de tráfico o por el cliente, lo debes hacer por el imperio del tacógrafo.
El cual, como te descuides, te deja sin dineros para poder comprar si quiera un bocadillo frío con el que atemperar el espíritu camionero cada vez más encabronado...
¡Gajes del oficio..!
No hay comentarios:
Publicar un comentario